Misaki's ID

Misaki fue la primera y la única hija del matrimonio conformado por Shokuhou Minato (japonés) y Elizabeth Williams (canadiense).

Aunque el parto fue casi sin complicaciones, su madre pronto cayó enferma debido a una infección interna que le causó el líquido amniótico. Por mucho que los doctores trataron de salvarla, Elizabeth falleció un día después de haber dado a luz a su pequeña.

Debido a ésto, Minato se volvió un padre sobreprotector con su pequeña hija. Misaki le recordaba bastante a su difunta esposa, por lo que se prometió a sí mismo que nunca dejaría que algo malo le pasara. La niña creció siendo muy consentida por su progenitor y sus niñeras, quienes la adoraban, y debido a que su padre era un magnate de negocios (pese a que vivían en unos suburbios de clase media) nunca le faltó nada.

Nada, salvo una cosa: amigos.

En la escuela Misaki tenía muchos problemas para socializar. Los niños no se querían acercar a ella por considerarla una "superficial" y creída, sólo por el simple hecho de que su padre tenía dinero. Por aquel motivo la pequeña se volvió algo cerrada e introvertida, y la única manera de sobrellevar todo eso era portándose fríamente con sus compañeros.

Hasta que lo conoció a él.

Fue casi casualidad; Ares era un niño que iba en su mismo salón, pero al cual nunca le había prestado atención. Al no tener equipos para hacer una actividad (la cual consistía en observar el crecimiento de un frijol dentro de un frasco), la maestra no tuvo de otra más que juntarlos. De esa manera Misaki descubrió que el niño no sólo era su compañero de clases, sino también su vecino de alado.

Ya que no solía salir de casa, la niña nunca había tenido la oportunidad de conocer a sus vecinos. Tal fue su sorpresa al saber que aquel niño vivía cerca de ella, que no supo cómo reaccionar; por ello, a veces se comportaba de forma arisca con el otro, haciendo que al inicio tuvieran sus pequeños roces.

Todo cambió el día en que Misaki y Ares discutieron por la muerte temprana de su pequeño frijol. Se dijeron cosas horribles (claro, las cuales no eran tan feas ya que sólo eran unos pequeños de cinco años) y dejaron de hablarse durante casi toda una semana. Fue en ese tiempo que la pequeña se percató de cuánto extrañaba al otro, y que sin darse cuenta él se había convertido en algo similar a un amigo.

Por ello, y con ayuda de una de sus niñeras, hizo un "teléfono" con dos vasos de plástico y un hilo. Aprovechando que la ventana de su cuarto daba hacia la de Ares, se atrevió a llamarle hasta que él se asomó por ella. Con el corazón en la mano, la niña le lanzó uno de los vasos, sólo para decirle las palabras que lo cambiarían todo: "Lo siento".

Desde aquel momento los niños se volvieron inseparables. Claro que hubo gente a la que eso no le agradó, como por ejemplo el padre de la niña. Según él, el niño no merecía la atención de su hija... cosa que ella siempre ignoró. Era más que feliz al lado de Ares, puesto que era su único y mejor amigo.

Los años pasaron, y su lazo se fortalecía cada vez más. Pero las cosas comenzaron a cambiar en cuanto Misaki cumplió los 10 años. Había resultado ser la reencarnación de una Diosa Griega, Urania. Aunque su padre jamás se enteró de aquello, la niña se atrevió a contárselo a su mejor amigo, puesto que no sabía qué hacer. Se había metido en una guerra sin saberlo, y lo único que ella no quería es que su padre o él terminaran lastimados.

Finalmente Ares logró tranquilizarla, asegurando que pasara lo que pasara él siempre estaría junto a ella. Aquellas palabras fueron como un detonador en el corazón de la chica, quien pronto empezó a cambiar sus sentimientos hacia el otro.

Ya para cuando tenían 14 años, las cosas eran totalmente diferentes para ellos. Misaki sabía que lo que sentía por Ares no era amistad, sino amor, pero tenía miedo de confesarse y que él terminara rechazándola. Tras varios contratiempos (los cuales la mayoría eran generados por su padre, quien aún insistía en que Ares no era un buen partido para su "princesa") finalmente logró decirle sus sentimientos, y tal fue su sorpresa cuando el otro le correspondió.

Por un tiempo la chica pensó que finalmente podría ser feliz, pese al futuro incierto que le acechaba; pero todo cambió cuando, al cumplir 16 años, "Ares" despertó.

Resultó ser que su amigo de la infancia (y ahora novio) era también un Dios Griego, y casi por ironía fue el mismísimo Ares. A diferencia del chico que ella conocía, aquel "Ares" era un patán de primera que sólo gustaba de fastidiarla y de causar desastres a su paso.

Con el tiempo fueron conociendo más Dioses que estaban de su lado, e incluso llegó a sus vidas un chico llamado Tomas, quien pronto se volvió un buen amigo de los dos (especialmente del otro). Tomas era uno de los Espíritus Heroicos, quien tenía el cargo de mantener vigilados a Ares y Atenea para que no causaran problema alguno.

Aún pese a todos esos cambios radicales, Ares y Misaki encontraron una forma de poder vivir tranquilos. Decidieron mudarse juntos hace un par de años, y aunque su padre decidió dejarla sin dinero para que "recapacitara" y regresara con él, la chica logró conseguir un trabajo como camarera para poder seguir junto a la persona que ama.