Ficha de Nero

Su nombre real es Nero Claudius Caesar Augustus Germanicus, la quinta emperadora del Imperio Romano. Hija del primo del emperador Gnaeus, quien falleció debido a la locura que lo había atormentado durante sus últimos años de vida, la joven Nero estaba destinada a ser una de las sucesoras debido a la debilidad física de su padre. Desde muy temprana edad, su madre Agrippina solía controlar todo lo que ella hacía, veía, escuchaba o incluso decía, aunque la pequeña nunca cuestionó nada de ésto. Muchos incluso decían que la mujer sólo lo hacía para poder dominar a Roma desde las sombras, ya que prácticamente las órdenes de Nero eran sólo una réplica de lo que su progenitora le decía.

Además, debido a que estaba muy mal visto que una mujer fuese la que mandara en el Imperio, se le obligó a ella a que renunciara a su feminidad y pasara a actuar y pensar como hombre. Nero no tendría permitido tener hijos, además de que tampoco contaba con quien engendrarlos, puesto que se le obligó a contraer nupcias con su hermanastra, Octavia. Pero, pese a ser un matrimonio arreglado, la joven logró encontrar el amor en esa relación, pese a que su esposa nunca lo hizo.

Tras el asesinado de su padrastro en manos de su madre, Nero finalmente se convirtió en el nuevo emperador de Roma. Y fue eso lo que comenzó a crearle muchos roces con su madre Agrippina. Para empezar, la influencia de ella comenzó a ser dejada de lado cuando apareció Séneca, el nuevo mentor de la joven. Ella siempre lo consideró como un padre, y fue gracias a sus comentarios y sugerencias que poco a poco la chica comenzó a sentir repudio por su progenitora, especialmente al darse cuenta de que ella sólo la quería como un medio para su principal objetivo: gobernar Roma.

Durante su mandato, Nero regaló dinero a sus ciudadanos, e incluso abolió cualquier clase de impuestos. El pueblo la amaba, lo cual la motivó a querer dar el primer paso que posteriormente la llevaría a su ruina: eliminar la corrupción entre las clases altas y sus privilegios, lo cual el senado no se tomó para nada bien.

Muchos de los sabios consideraban que ella era joven e inexperta, y que sólo llevaría al Imperio a la ruina si seguía llevando una vida de lujos y además consintiendo al pueblo antes que a ellos. Además de eso, se ganó enemigos dentro de Britania, así como aliados dentro de Persia.

Poco después, la relación de su madre se volvió tan mala que incluso Agrippina intentó envenenarla para darle el puesto de emperador a su medio hermano; sin embargo, el ataque no tuvo éxito, y en su lugar Nero optó por exiliar a la mujer del parlamento y de la ciudad. Sin embargo, ésto generó que entre las personas del parlamento comenzaran a llamarla "traidora", cosa que provocó más tensión entre ella y éstos. Incluso Nero empezó a padecer jaquecas y un delirio de persecución.

Poco después, Octavia se suicidaría al no poder soportar la presión del senado. Su hermano fue asesinado. Séneca se suicidaría también. Todas esas desgracias afectaron profundamente a la chica, quien poco a poco empezó a ceder ante sus alucinaciones y delirios.

Pero, no queriendo rendirse, Nero trató de seguir adelante. Instauró los "Juegos de Nero", los cuales retomaban las reglas básicas de las Olimpiadas griegas ya olvidadas; creó museos, teatros, espacios públicos de recreación... el gasto excesivo de dinero estaba justificado para ella, ya que de esa manera traería paz y gloria a su pueblo.

Durante 19 de julio del 64 tuvo lugar el Incendio de Roma, que tuvo un saldo mínimo de victimas gracias a la rápida acción de Nero para evitar las muertes y el alto costo económico que esto tendría. El pueblo le tuvo mucha estima y respeto por esto; pero, eventualmente, fue expulsada de su posición a causa de la rebelión de Vindex en Galia en el año 69. Al principio, Nero ignoró la situación, tal vez porque todavía confiaba en Vindex, el incitador de la rebelión. Lo más probable es que ella estaba sufriendo de desesperación y deseando que la situación se acabara. Dos años más tarde, Vindex incitaría a otra rebelión y para entonces el senado ya había tenía suficiente con Nero.

El Senado estaba tan disgustado con Nero y el mal manejo de la revuelta que la llamaron traidora y se vio obligada a huir de Roma. Ella estaba convencida de que sus políticas populares y su popularidad entre la gente la protegería de ser forzada a abdicar el trono. Sin embargo, el público se quedó en silencio y no hicieron nada para protegerla. El pueblo romano la había abandonado, después de haber dedicado tanto por ellos. Ella posteriormente reconocería que había cometido un error de juicio al confiar en la gente. Empero, a Nero no le molestó; en lugar de eso se entristeció por su falta de juicio "Fue mi mayor error amarlos en una forma en la que ellos no comprendían."

Finalmente, la situación llegó a tanto que ella decidió quitarse la vida. Dudó en varias ocasiones, llegando a decir "¿cómo puede un artista tan magnífico desaparecer de éste mundo?". Pero, tras mucho tiempo huyendo y con una sentencia de muerte sobre su cabeza, eventualmente tomó su puñal y se lo enterró en la garganta. Tras su suicidio, un soldado delicadamente envolvió el cuerpo con un manto, declarando el fin del reinado de ella.

Siglos más tarde, sería convocada por los Signos Zodiacales para servir de juez en la lucha entre los Dioses. Pero, lejos de cumplir con su tarea, Nero trata de disfrutar esta segunda oportunidad, haciendo muchas de las cosas que se le fueron prohibidas cuando debió de cargar con el peso del Imperio Romano sobre sus hombros.