Maria's ID

Maria creció en un ambiente bastante malo. Su padre engañaba a su madre de forma descarada, y ésta lo único que hacía era emborracharse todo el tiempo e ignorar a su hija. De alguna forma u otra, la pequeña quiso obtener la atención de sus padres, por lo que normalmente se metía en peleas o hacía travesuras.

Con el tiempo sus padres decidieron ignorar la actitud de ella, al punto en que incluso se olvidaron de su existencia. Desde los ocho años la niña supo que siempre estaría sola, y que no importaba lo que sucediera con ella.

Al cumplir los 12 años, sus progenitores anunciaron su divorcio, y en un intento por impedirlo Maria trató de quitarse la vida frente a ellos. Lo que se ganó fue la paliza de su vida, y la cicatriz que marcó para siempre su mejilla derecha. Su madre se apiadó de ella e intentó detener a su marido, quien la había comenzado a golpear con una botella de vidrio rota, pero no logró hacer la gran cosa. El padre de la chica empujó a su mujer, y en un mal movimiento le cortó la garganta con el filo de su arma.

La niña entró en shock ante la escena, y lo siguiente que supo es que se encontraba gritando por el miedo, el horror y la desesperación. Todos esos elementos fueron los que ayudaron a que Enio "despertara", y sin más hizo trizas al padre de su portadora.

A partir de entonces Maria quedó huérfana, y debido a que no había evidencia alguna que la apuntara como la asesina de su padre la policía no pudo encerrarla. Terminó viviendo bajo la custodia de un tío materno lejano hasta que cumplió 18 años, la edad suficiente para tomar posesión de la herencia de sus padres.

Sin embargo, la chica ya no tenía ganas de seguir en ese mundo. Poco le importaba ser la recipiente de una diosa, o la guerra que habían desatado ellos; estaba cansada de vivir, y durante mucho tiempo estuvo tanteando la posibilidad de un suicidio rápido para evitar que Enio lograra interponerse.

Lo único que le hizo cambiar de parecer fue el conocer a Break, el Espíritu Heroico al que los Signos Zodiacales le habían asignado. Tardó un poco en acostumbrarse al chico, pero poco a poco fue convirtiéndose en un pilar para ella.

Después de él, se le fueron sumando más conocidos, con los cuales entabló una buena relación (independientemente de quienes fueran sus Dioses). Empezó a verlos como una familia, y se prometió a si misma que haría todo lo que fuese necesario para protegerlos hasta su último aliento.