Ficha de Libra

Libra no tiene recuerdos de haber vivido alguna etapa de niñez ni nada similar, como ocurriría con cualquier mortal. Al ser un Signo Zodiacal, ella simplemente "apareció" un día, junto con algunos de sus hermanos. Anteriormente sólo era una constelación más en el infinito cielo estrellado, pero de pronto fue materializada en un cuerpo físico cuando fue llamada por el líder de los Zodiacales, Leo. Su misión iba a ser la de permanecer como observadores del desarrollo del mundo, algo similar a la de almacenar información. Durante mucho tiempo no hicieron nada más que quedarse en sus propios templos en el plano espiritual, sin casi interactuar con los distintos dioses ni mucho menos descender al mundo de los humanos.

Con el pasar del tiempo, observó que algunos de sus hermanos iban desarrollando "personalidad", como ocurría con los dioses y los mortales. Curiosa ante este hecho, preguntó a qué se debía ese cambio aparentemente sin sentido que comenzaban a sufrir, y algunos admitieron haber descendido alguna que otra vez al mundo mortal, o entablado charla con algún dios, por lo que se les comenzó a "despertar" algo, que fue saliendo a la luz como expresiones, sentimientos.

Si bien nunca bajó al mundo humano en todo ese tiempo, era simplemente porque nunca hubo necesidad de ello; pero tampoco estaba prohibido, así que decidió experimentar ella también para ver si ocurría lo mismo que con sus hermanos.

Allí abajo conoció a muchas personas, mas su interacción no llegó a ser mucha. Su rol casi no había cambiado, y ahora se limitaba a ser una observadora de nuevo, pero en el mundo humano.

Hasta que un humano pareció interesarse por ella, lo suficiente como para intentar hablarle a pesar de todas sus respuestas cortantes, y sus traslados continuos de un lugar a otro. El chico la siguió a todas partes, con tal de pasar tiempo con ella. Parecía ser un espíritu libre que seguía la dirección que el viento marcaba. O en este caso, al que ella iba.

Gracias a este muchacho, Ki-Ja, aprendió un poco más acerca de los sentimientos y la mentalidad de los seres humanos, pero todavía no era capaz de desarrollarlos en su pecho. A veces, a lo mucho, llegaba a sentir "cansancio" de tenerlo todo el día pegado a ella. Lo más que Ki-Ja logró fue sacarle una pequeña risa cuando cayó estrepitosamente en un resbalón, y aquello fue el logro más memorable que pudo obtener por su parte. Ki-Ja pensó que finalmente la estaba guiando hacia un mundo nuevo, un mundo en el que Libra pudiese sentir.

Y quizá lo habría logrado, de no ser porque su tiempo juntos acabó sin poder concretar nada. Se desató una guerra civil en el país en el que se encontraban, y por culpa de los dioses de la guerra, las cosas se complicaron más. Un soldado lanzó una flecha para matarla, pensando que ella iba con alguno de los bandos, pero Ki-Ja se interpuso y la punta envenenada penetró en su pecho. Aún si Libra se lo llevó lejos para poder curarlo, ya era demasiado tarde para él. Lo último que recuerda del día que acabó todo, fue que él nunca dejó de sonreírle, y pedirle que siguiese avanzando por su cuenta.

Libra le preguntó con una extraña alteración por qué se interpuso, si sabía que ella era inmortal. Ki-Ja murió antes de responderle, y por primera vez ella experimentó una emoción fuerte y desconocida hasta ahora: dolor. Fue lo primero que llegó a sentir plenamente, y lo que decidió que no quería seguir sintiendo.

Tras enterrar al muchacho, regresó a "casa" para sentirse más segura en el plano espiritual, sin poder deshacerse de ese sentimiento horrendo que le había colmado el pecho. Algunos de sus hermanos que ya tenían más experiencia con ese tema le aconsejaron, y tras unos cuantos días esa sensación horrible fue aminorando. Desde entonces no bajó más al mundo humano, pero aún si huía de ese sitio que le hacía sentir "cosas extrañas", estos síntomas parecieron empeorar en el mundo celestial. Aún si esa sensación horrible de tristeza desapareció, experimentó otros sentimientos desconocidos. Como si todo lo que pudo haber sentido por Ki-Ja aflorara de golpe ante su recuerdo, sólo que al no estar él, todo eso fue dirigido hacia otro receptor: Leo.

Al no tener idea sobre los sentimientos, su clasificación y sus diferencias, Libra no tuvo forma de definir qué era lo que sentía por él, pero de igual forma resultaba innegable el hecho de que a su lado sentía cierta calidez desconocida en el pecho, se le aceleraba el corazón, y extrañamente parecía encontrarse de mejor humor. Por querer pasar más tiempo a su lado, se volvió algo así como su asistente en cuanto a los archivos de todos los sucesos ocurridos en el mundo humano, y siempre es la primera en acatar sus órdenes. Así lo hizo cuando Leo convocó a todos los signos para decidir sobre el destino de los Dioses y el mundo humano, donde finalmente acordaron el enfrentamiento de todos los clanes divinos para decidir al que predominaría como la religión oficial entre los mortales.

Sabiendo que tendría que ir al mundo humano después de tantos siglos de ausencia, Libra decidió investigar a la generación actual y escoger una apariencia más adecuada. Aún si ese campo iba a estar a manos de los Espíritus Heroicos, a quienes revivieron para que la carga de arbitrar fuese más ligera, hubo unos cuantos que más bien fueron problemáticos. Principalmente el Rey Arturo, a quien ha tenido que vigilar con mucha constancia a causa de su poca predisposición para cumplir con su trabajo.