Ficha de Fujiko

Fujiko es hija de un adinerado empresario, dueño de muchos hoteles y multinacionales, por lo que el dinero fue algo que nunca faltó en su vida. Eso sí, desde pequeña siempre contrataron estrictas profesoras y la mantuvieron constantemente vigilada para que se comportase como toda una señorita.

Como su madre falleció a los pocos meses de haberla tenido, su padre comenzó a preocuparse por llenar ese "vacío" en la vida de su hija, por lo que buscó constantemente una esposa para que ella pudiese tener una figura materna en su vida. Lejos de lograr estabilizar de alguna manera la vida familiar de la pequeña, sólo consiguió alterarla más, pues sus matrimonios duraron poco, y Fujiko creció viendo pasar una mujer tras otra por su casa, y salir de ella cargadas de joyas y dinero que habían robado a su padre.

De este modo, ya desde pequeña comenzó a creer que el matrimonio no era más que una farsa destinada a terminarse tarde o temprano, y que eso de enamorarse era una tontería.

Debido a que desde pequeña siempre vio como algo normal que su padre estuviese con distintas mujeres, una tras otra en cuanto la relación acababa, ya para cuando cursaba sus últimos años de secundaria ella decidió que no había problema en hacer lo mismo, y siguiendo ese criterio comenzó a tener un novio tras otro. Los iba cambiando en cuanto se aburría de ellos, y por haber salido con tantos chicos comenzaron a rondar rumores sobre ella.

Fujiko nunca les prestó atención, a fin de cuentas, ella tenía su vida resuelta y nunca necesitaría volver a verlos una vez se graduara. No tendría que trabajar, pues viviría de la fortuna de su padre, y seguramente se iría a vivir a algún país muy lejano...

O esos eran sus planes, hasta que la última de las esposas de su padre los estafó de la peor manera. No sólo se llevó prácticamente toda la fortuna que poseían, sino que además dejó en quiebra a su cadena de hoteles y tuvieron que ir cerrando y vendiendo propiedades. Poco a poco, el sueño de Fujiko comenzó a desmoronarse como un castillo de arena, y comprendió que esa vida despreocupada que tanto anhelaba no iba a llegar nunca, porque una maldita harpía se la había robado.

No sólo tuvo que concentrarse más en sus estudios y dejar de lado ese estilo de vida que estaba llevando, sino que además tuvo que entrar a la universidad para buscar una especialidad y entrar a trabajar lo antes que le fuese posible para generar una fuente de ingresos.

A su padre le tomó años siquiera poder mantener estable su trabajo y volver al negocio, aunque tuvo que volver a empezar, y por ende, las ganancias eran muy limitadas. El hombre vio la oportunidad de oro en cuanto una familia amiga muy adinerada, que también se dedicaba a las cadenas de hoteles y demás negocios le ofrecieron su ayuda para terminar de levantarse. El trato era simple: unir a las dos familias, por lo que Fujiko debería casarse con Erwin, el hijo mayor de la familia Rosher.

Muy contra su voluntad, Fujiko debió aceptar el trato por el bien de su padre, por lo que a los pocos meses se casaron... Y cuánto se arrepintió luego de haberlo hecho.

Erwin resultó ser su peor pesadilla. Quizá sus padres tenían toda la industria de los negocios, pero él claramente no tenía idea ni de cómo llevar una simple empresa. Derrochador como sólo él, incapaz de tener en la mano una tarjeta de crédito saturada de dinero sin gastarlo todo en un solo día... Lo peor sin duda comenzó cuando empezaron a vivir juntos. El sujeto la veía como a su empleada doméstica, y con el carácter de Fujiko, aquello no tardó en explotar. No hubo día en el que no pelearan, y cada vez las disputas se volvieron más intensas, hasta que finalmente llegó el momento en el que Erwin recurrió a la violencia para dominarla.

Desde que vio que aquél método daba resultados, se volvió cada vez más violento, al punto de darle palizas que llegaron a dejarla en el hospital. El mal carácter de su marido empeoraba cada vez que se pasaba el día bebiendo, y ella ni siquiera podía recriminarle nada cuando llevaba prostitutas a la casa... La situación se volvió un infierno, pero aún así decidió quedarse callada y no decirle nada a su padre, pues si se cancelaba el matrimonio, sería el fin de la enorme ayuda económica que los Rosher le estaban dando a su familia.

Finalmente consiguió encontrar trabajo en una preparatoria no muy cerca de su casa, por lo que pudo desahogarse un poco allí. El tiempo que pasaba fuera de su hogar era el paraíso, y acabó involucrándose mucho con la escuela, actividades, y servicios de tutoría para ayudar a los estudiantes rezagados.

Fue en una de esas clases de tutoría que comenzó a fijarse en un joven en particular. Hyoubu Kyosuke logró llamarle la atención de una manera más potente que cualquier otro muchacho, y no tardó en descubrir que posiblemente se debía al hecho de que él también era la reencarnación de un dios; y no cualquier dios: era el Dios de la Luna en la mitología japonesa, el hermano de su diosa.

Una vez enterada de esto, quiso conocerlo más. Estaba emocionada por conocer finalmente a alguien más que tenía ese "don" aparte de ella, aunque por supuesto, siempre mantuvo su debida distancia y una actitud adecuada para no salirse de la imagen de profesional que quería dar... Pero con el tiempo esto se volvió más difícil. La atracción que sentía por él era demasiado fuerte como para ignorarla, y comenzó a pensar que ya no se debía tanto al hecho de que sus deidades estaban emparentadas...

Llegó a la conclusión de que sentía algo por ese muchacho, pero nunca quiso expresar nada. Ya con la experiencia de Erwin no quiso saber nada más de ningún hombre, por lo que simplemente intenta mantenerse al margen lo más que le es posible cuando debe darle clases en privado.